¡Hola hola! 👋
En primer lugar, agradecer a todos y cada uno de vosotros el apoyo y los mensajes de cariño que he recibido a raíz de la última edición. ¡Sois lo más! 🤗
Qué, ¿cómo os ha tratado la semana?
Por mi parte, he de decir que me siento muy orgulloso.
Es la segunda semana desde que he vuelto al ruedo de los entrenamientos y me siento pletórico. No sé cómo había podido pasar tanto tiempo sin entrenar. Nada como empezar el día situándose bajo una barra de 20kg.
Por otro lado, el “liberarme” de tener que escribir prácticamente a diario también ayuda.
Recordatorio para el Álex del futuro: con proyectos personales, haz solo aquello que te apetece de veras, que suficientes obligaciones tenemos ya en nuestro día a día como para además imponernos otras.
Es un recordatorio para mí, pero si a ti te sirve, mejor que mejor.
Tras esta breve introducción en la que os pondré un poco al día sobre qué me ronda la cabeza y cómo ha ido la semana, vamos al lío con el que es, sin duda, el libro que más me ha ayudado en mi vida.
Estoy seguro de que muchos ya lo conoceréis, pero para los que no, tomároslo como un regalo que os hago.
Abrid una nueva ventana en el navegador, buscad el libro y ponedlo en la cesta. (O mejor aún. Esperad un poco y leed el final de esta edición, que igual hay alguna sorpresa 😜)
Venga, vamos a por ello.
Invicto es un libro escrito por Marcos Vázquez, creador de Fitness Revolucionario.
Marcos es uno de los divulgadores de referencia del ámbito de la salud, en el sentido más amplio de la palabra.
Es autor de varios libros y programas, su podcast tiene millones de escuchas mensuales y ha contribuido y propiciado el cambio de miles de vidas, entre las cuales incluyo la mía.
Tuve la suerte de toparme con Invicto hace ya unos años y he perdido la cuenta de las veces que lo he leído.
Podría sacar decenas de ilustraciones del libro (de hecho, las tengo) y ya te adelanto que haré varias ediciones sobre este, pero en la de hoy te dejo 5 de sus aprendizajes principales.
Tiempos distintos, mismos problemas
El mundo ha cambiado mucho en los últimos 2000 años, pero nuestra naturaleza humana y nuestros genes no han cambiado tanto.
Parafraseando el propio libro:
Seguimos luchando contra los mismos desafíos que hace siglos: miedo, deseo, ira, incertidumbre, distracción, ansiedad, falta de voluntad…
Piénsalo.
No hace falta irse demasiado hacia atrás en el tiempo. Hace 100 años, tu miedo principal sería el no contraer la gripe, que tus hijos tuvieran algo que llevarse a la boca, o sufrir un accidente y que la sanidad de la época (¡ja!) te pudiera curar.
Hoy en día, esos mismos miedos siguen existiendo (a otra escala, por suerte) y hemos añadido otros, como es la ansiedad, la aceptación social y el estátus y el estrés, por poner algunos ejemplos.
Una idea central: la dicotomía de control
La primera vez que leí sobre la dicotomía de control, he de admitir que me asusté.
Qué nombre más serio y cuánto impone.
No te preocupes. Es mucho más sencillo de lo que parece.
Al fin y al cabo, se basa en aprender a saber diferenciar qué está bajo tu control y qué no.
Cicerón, un compi estoico de la época, se servía de una analogía en la cual usaba un arquero como ejemplo.
Si un arquero quiere alcanzar un objetivo con su flecha, tiene muchos elementos bajo su control.
Controla por ejemplo cuántas horas practica su técnica, qué arco utiliza y, llegado el momento, cuánto tensa la cuerda y en qué dirección apunta su flecha.
Pero una vez la flecha deja su arco, no hay nada más que pueda hacer. Que la flecha alcance su objetivo depende ahora del destino. Una ráfaga de viento o cualquier movimiento del objetivo alterará el resultado, pero no es algo que deba preocupar al arquero, porque son elementos fuera de su control.
Aplicando esto a nuestra vida actual, ¿qué situaciones se te ocurren?
Sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad
Pocas frases se han utilizado más en los últimos años que la célebre cita de Séneca que encabeza esta idea visual.
Nuestro cerebro es una máquina increíble, capaz de generar escenarios imaginarios que no se han dado (y que, probablemente, nunca se darán).
Esto tiene una explicación evolutiva y tiene su sentido biológico. Nos prepara para escenarios futuros de forma que, llegado el momento, tengamos una idea de cómo afrontarlos.
¿Qué pasa?
Que a menudo, eso juega en nuestra contra.
Nos montamos la película, empezamos a pensar en los problemas que van a venir, y ya tenemos el lío montado.
Nos creamos una historia de lo que creemos que va a pasar pero lo sufrimos como si estuviera pasando.
Centra tu atención en el presente
El mayor lastre de la vida es la espera del mañana y la pérdida del hoy
-Séneca
Se nos van los días lamentándonos por cosas que pasaron y esperando otras que aún no han llegado.
Sí, soy consciente de que esta es una de esas frases fáciles de decir y difíciles de aplicar, pero a su misma vez, si logramos ser un poco más conscientes cada día, nos traerá mucha paz mental.
De lo emocional a lo racional
Es difícil quedarme con solo uno de los aprendizajes que he implementado a mi vida gracias al estoicismo, pero este seguramente se halla en el top 3.
Yo siempre he sido una persona MUY emocional e impulsiva. Por suerte, eso no se ha traducido en agresividad, pero hay gente que sí tiene ese problema.
Pasa algo, aflora una emoción y esa emoción va seguida de una reacción impulsiva.
No hay filtro intermedio, no hay pensamiento crítico. Solo hay acción → reacción.
Y eso a veces puede acabar mal, muy mal.
No dejes que la intensidad de una primera impresión te arrastre al golpearte.
Responde así cuando llegue:
“Espérame un poco, impresión, deja que vea quién eres y qué representas, deja que te ponga a prueba”
-Epicteto
Hasta aquí esta primera edición con algunas de las ideas más potentes extraídas del libro que más impacto ha tenido en mi vida hasta la fecha.
Por si no lo sabías, en breves saldrá una versión ilustrada de este que he elaborado junto al grandísimo Marcos Vázquez.
Va, aquí os dejo algo en primicia. Sois los primeros en verlo.
Igual planteo el sorteo de alguna edición especial firmada por ambos, ¿qué te parece? 😜
Como siempre, agradecería un montón que me mostraras que te ha gustado ya sea con un comentario, un ❤️ o, sobre todo, compartiéndolo con tus seres queridos.
Por último…
La comunicación visual puede aprenderse. De verdad. Si quieres saber cómo, echa un ojo aquí.
Para cualquier consulta, me tienes a un mail de distancia en hola@alexmaese.com.
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Un abrazo y feliz fin de semana,
Enhorabuena por esa edición ilustrada por ti!!! 🙌🏼🍾
PD: Ya estoy pensando a quien le regalo el mío para cogerme esta edición!!😂😂😊
Esa versión ilustrada será mía. ¡Qué pasada, Álex! 🤩