¡Hola hola! 👋
La edición de hoy, advierto, puede chocar con el mensaje que normalmente abunda en redes sociales y blogs de internet, en el cual se insta a entrar en una espiral de hacer cada vez más.
Miras a tu alrededor (en redes sociales, sobre todo) y el más tonto te hace un reloj.
“¿Cuántas horas tienen los días de esa gente?”, piensas.
Levantarse a las 5 de la mañana, ducha fría, entreno, desayuno de campeones, mañanas hiperproductivas, 2 horas de lectura, vida social…
Joder, ¿algo debo estar haciendo yo mal, no?
Y lo peor es que es una rueda de la que no sales. Por mucho que logres conseguir en tu día, la sensación es que nunca es suficiente. Que siempre podrías dar un poco más de ti.
Ya lo he contado alguna que otra vez, pero mi estreno en la paternidad coincidió con mi estreno como emprendedor/creador de contenido.
Mi peque nació un 30 de Diciembre. Mi proyecto tres semanas antes.
Las primeras semanas fueron sencillas. Pese al shock inicial, un bebé es “fácil” (algún padre/madre se estará riendo o insultándome ahora mismo, soy consciente. Pero sigue leyendo).
Duerme mucho, come mucho, caga y mea mucho. Si te aseguras de que esas 3 variables están cubiertas y además tienes la suerte de que no sufre de cólicos o similares, la cosa suele ir bien.
En mi caso concreto, eso me creó una sensación de creerme invencible. De pensar que eso estaba chupado. Empecé a meterle muchas horas a la creación de contenido y todo empezó a ir como la seda.
Conforme avanzan las semanas, la cosa se va complicando. Hay más exigencias por parte de la peque, pero tú quieres mantener el ritmo en el resto de áreas de tu vida.
Así, hasta llegar al punto en el que se acaba la baja, toca volver a trabajar y ya estás tan metido en la rueda de la hiperproductividad que parar es imposible.
Ahí, las cosas empiezan a ponerse feas (y lo peor es que no te estás dando cuenta).
Recortas horas de sueño, metes trabajo en momentos del día en los que antes descansabas o desconectabas…
Llegados a este punto, o tomas la decisión activa de desprenderte de ciertas cosas, o tu cuerpo lo hará por ti, tarde o temprano.
En mi caso, tomé la decisión de bajarme de mi proyecto hasta que tuviera bien asentadas todas las bases de los pilares de mi vida.
Estas palabras las escribo desde el prisma de alguien que ha estado en ese bucle durante mucho tiempo y, aún de vez en cuando, tiene remordimientos por no estar “haciendo suficiente”.
Lamentablemente, es algo en lo que toca trabajar a diario.
Y bueno. Ahora que leo la introducción de nuevo, veo que me he pasado de intensito, así que vamos a rebajar un poco las revoluciones con una dosis de ideas visuales.
¡Al lío!
Céntrate en el día a día
Sí, en tu cabeza suena espectacular.
Tus planes a futuro son la leche.
Pero espera.
Mejor vamos a centrarnos en lo que puedes hacer hoy. En aquella acción, por minúscula que parezca, que va a mover la aguja en la dirección en la que quieres ir.
Una vez hayas hecho esa acción mínima viable, permítete soñar con otras cosas.
Piensa y déjamelo en comentarios, si quieres.
¿Cuál sería esa acción mínima viable para considerar que tu día ha sido productivo?
Multitasking. Esa palabrita.
Cinco pestañitas de Google Chrome abierto.
Un podcast de productividad de fondo.
Te entra un mail y lo abres automáticamente, a ver qué esperan de ti.
Notificaciones de WhatsApp, Slack o Discord, tu aplicación favorita.
Y tú, creyéndote un superhéroe, con 15 frentes abiertos y “avanzando” en todos.
En fin.
Creo que me he pasado con el sarcasmo, pero este tema me da excesiva rabia.
Despacito y buena letra, como decía mi abuela.
Asesinos de la productividad
Vivimos en una etapa muy complicada.
Tenemos más tentaciones de las que podemos soportar.
Y esto te lo digo mientras tengo instalado un programa (Freedom) que me bloquea todos los sitios web, aplicaciones y programas que pueden considerarse peligrosos para mi concentración.
Es triste verse en estas, pero en mi caso particular, sé que solo funciono así.
Si no quiero beber cerveza, no compro.
Si no quiero perder el foco, bloqueo.
Me lo pongo fácil, porque sé que si he de depender exclusivamente de mi autocontrol, estoy jodido :-).
📺 Vídeo de la semana
Toma ya. Nueva sección que me saco de la manga.
A ver, no creo que vaya a ser algo fijo, pero de vez en cuando voy a compartir aquellos recursos que he consumido durante la semana y que me han parecido, de una u otra forma, interesantes.
Matt es uno de mis creadores de contenido favoritos.
La calidad y el mimo que pone a todos sus vídeos, así como la honestidad que desprende, lo convierte en imprescindible.
Además, he de reconocer que el amigo Matt ha sido el culpable del tema de esta semana.
Cuando vi el vídeo, no pude sentirme más identificado.
Recomendación para todo el mundo. Si eres padre o madre, doble recomendación.
📚 ¿Qué estoy leyendo?
Siguiendo con el tema de la edición, una de las cosas que he dejado de hacer ha sido el leer por obligación, así que he rebajado mucho el ritmo.
Después de acabar Sabia-mente (del cual estoy creando varias ideas visuales que pronto veréis por aquí), ahora estoy liado con los borradores de otro de los libros que ilustraré, cortesía de Imanol Ibarrondo :-).
No podía faltar, tampoco, la dosis de ficción.
Tras haber liquidado (muy a mi pesar) la saga del Archivo de las Tormentas, ahora ando inmerso en el primer libro de la saga Malaz.
🦻 Podcast de la semana
A la familia Vázquez habría que darle el Príncipe de Asturias. No sé que les dieron de comer de pequeños, pero joder, vaya panda de genios.
En este episodio, Marcos entrevista a su hermano Pablo, ingeniero informático especializado en Inteligencia Artificial.
Una delicia.
Antes de marcharme, unas palabras finales.
Sois varios los que me habéis preguntado por la formación que hice en su momento, Ideas Visuales.
Así que, dentro de mis capacidades, estoy planteando la posibilidad de volver a abrir sus puertas, haciendo algún cambio a la versión original en base al feedback recibido en la primera edición.
La intención sería el dejarlo en evergreen, siempre disponible, y habilitar una comunidad en alguna plataforma (Discord, Telegram o similar) en la que poder dar feedback de los trabajos que me vayáis haciendo llegar.
Prometo daros más noticias por aquí.
Ahora sí, me despido.
El mejor mail que he recibido en mucho tiempo. Y me encanta la idea de que vuelvas a abrir Ideas Visuales, es por donde te encontré y ya no estaba operativo, así que son buenas noticias!
Gracias por todo lo compartido.
Me siento muy identificada con tus palabras. Cuando nació mi primer hijo, no solo me veía capaz de todo, si no que llevaba tres proyectos propios y diseñé un programa para ayudar a otras mujeres a organizarse y ser más productivas. No me arrepiento pero peté. Ahora, casi cinco años después, estoy saliendo de la rueda de la rata y disfrutando de pequeños avances. Es tremendo el fomo social del éxito al que estamos sometidos.